Receso para la reflexión

El cine y nuestras vidas, invitación a la reflexión

Ciclo: Tiempo de reflexión

El receso de este mes de setiembre es una buena oportunidad para, a través de este blog, mantener nuestra comunicación.
Nos permite pensar el cine desde otra perspectiva al no estar condicionados por un título en particular, como nos pasa en nuestros encuentros semanales.
Por este motivo los estamos invitando a participar de este “Tiempo de reflexión”. Un espacio para reflexionar sobre el cine como arte y lenguaje: nuestros gustos, nuestras experiencias, vivencias y expectativas.
El cine es un arte colectivo. Siéntanse libres para expresarse. Y, desde ya, les agradecemos sinceramente su participación.

Forma de participar:

Sobre el lado izquierdo de esta misma página, dando clic sobre la leyenda «Deja un comentario». Ingresando un nombre y una dirección de correo electrónico es posible escribir un comentario. La dirección de correo electrónico no se hará pública.
Alternativamente, enviar el texto a la dirección de correo electrónico kico@imagenes.org (Kico Márquez).

¡Qué viva el cine!

A fines de los ´60 y principios de los ´70 yo era un niño entrando en la adolescencia. Uno de mis recuerdos más vívidos de esa época es ver a mis abuelos, los sábados a la noche, prepararse con sus ropas “de salir” y caminar los dos muy juntos, solos, calle arriba rumbo al cine. Yo veía aquello casi como una ceremonia. Allá iban ellos a ver las películas de Sandrini o de Cantinflas. No se perdían ninguna.
A mi me tocaba ir los domingos al mediodía a la matiné. Almorzaba muy rápido y corría al cine a ver tres películas. Siempre estaba lleno. Allí nos encontrábamos los amigos, primos y compañeros del liceo. Algo que recuerdo es esa sensación extraña de entrar al cine con el sol allá arriba y salir de noche. Valía la pena. No nos preocupábamos en averiguar el programa, íbamos a ver lo que hubiera.
Los lunes era mi padre que a la tardecita salía para el “cine club”. A veces (dependiendo del título) me invitaba y allá íbamos los dos. Recuerdo haber visto con 12 años “Roma ciudad abierta” de Rossellini y en el debate posterior entendí muchas cosas que no había entendido en la clase de historia.
Algún tiempo después empecé a ir los sábados a la noche y ahí si, elegía lo que quería ver. A veces también los miércoles a ver las películas de Bruce Lee.
Y es que en una ciudad del interior aquello nos abría los ojos a otros mundos, otras vidas, otras realidades. Durante una hora y media éramos otra persona viviendo en otro país y, muchas veces, en otro tiempo.
Es la posibilidad de, durante un rato, vivir una realidad distinta a la nuestra. Es lo que tiene el cine, las películas: hace que nos emocionemos, nos indignemos, nos hagamos preguntas, nos maravillemos.
Alguien dijo una vez: “Viva el cine, vivan las películas, vivan todas las películas”.

Kico Márquez.

Referencias.

Imagen destacada: Linterna mágica, Instrumentarium LaternaMagica.jpg en Wikimedia Commons, GNU Free Documentation License.

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